9 de abril de 1948 en Ibagué y el Tolima-historia
Historia del 9 de abril de 1948 en Ibagué y el departamento del Tolima, con una breve introducción al año de 1947 para entender el contexto global.
Miremos algunos datos respecto al 9 de abril de 1948 en el Tolima.
La tasa de analfabetismo rondaba el 60%, explicable tal vez por el aislamiento físico de una región dispersa. Únicamente la cuarta parte de la infancia urbana asistía a la escuela, en el campo era mucho menor la cantidad de niños con acceso a la educación escolar. El hábitat normal de las familias campesinas era cerca de las tierras que cultivaban, en ranchos de bahareque, techos de palma (o cualquier material vegetal) y pisos de tierra; los más pudientes empleaban techos de zinc y pisos de concreto. La cocina en el campo se hacía en estufas de adobe y barro, así como de madera; el fluido eléctrico era un lujo que solo conocían las cabeceras municipales; en las fincas y casas rurales se alumbraban con velas de cebo y lámparas de petróleo. La red de carreteras era escasa y muy pocas llegaban a los caseríos de la cordillera. Los equinos en general eran los medios preferidos de transporte de personas y de carga (a veces los únicos)[1].
1947. Con el nombramiento de alcaldes militares en territorio tolimense (Anzoátegui y Santa Isabel), Ospina apresuró la renuncia (que no fue aceptada) del gobernador París Lozano. El Tolima se marginaba de la ola violenta que empezaba en Boyacá y Santander, mientras que las decisiones nacionales empezaban a agrietar su resistencia.
Cuando en Marzo, Gaitán llamó a todos los liberales en cargos públicos a retirarse de los mismos, quien empezó dimitiendo fue el mismo gobernador (otra vez le fue rehusada), lo secundaron el Mayor Grimaldo (comandante de la policía departamental) y su cuerpo de oficiales. Se estructuraban planes de contingencia en caso que el Departamento se contagiara del ardor bélico de otras latitudes, por parte de los liberales, que incluían desde defensa por las armas hasta resistencia civil[2].
El 9 de abril de 1948, el gobernador París dormitaba la siesta posterior al almuerzo cuando el bullicio le despertó con la noticia del asesinato de Gaitán. Rumbo a su despacho, observó machetes y revólveres entre el gentío aglomerado frente a la Plaza de Bolívar. Fue recibido en la puerta por el jefe del Directorio Liberal del Tolima, Germán Torres Barreto quien le propuso crear y dirigir un comité revolucionario de apoyo a la causa liberal. París Lozano dudaba entre su deber constitucional o asumir el reto que se le planteaba. Mientras tanto las emisoras inundaban de discursos levantiscos sus horarios, de llamamientos a la confrontación directo contra el régimen Conservador, que según los revoltosos ya estaba perdido. La turba saqueaba los almacenes, incendiaron el periódico conservador, El Derecho y el semanario El Comercio.
El gobernador decidió expulsar a los conservadores de su gabinete (de por sí se encontraban escondidos). Mientras la multitud liberó a los 500 presos del panóptico. Al enterarse de primera mano, por llamada telefónica de Darío Echandía, de la falsedad de la caída del gobierno Ospina, París lozano trató de retractarse –sobre todo teniendo en cuenta que había sido el único gobernador en unirse a la revuelta; adoptó entonces ya no una actitud de apoyo a la Junta Revolucionaria, sino de pasividad frente a sus actividades.
Ocho días después, ya el ejército controlaba el orden público en el Departamento; el nuevo gobernador, Teniente Coronel Hernando Herrera movía sus fichas y levantó el 30 de junio casi todas las restricciones; la política oficial incluía no tomar represalias contra los rebeldes y el nombramiento de alcaldes y funcionarios conservadores en la mayoría de municipios y cargos. En los pueblos liberales esta afrenta no paso desapercibida y se organizaron resistencias civiles –desde los concejos municipales[3].
Una de las labores más dispendiosas para el nuevo gobernador residía en la reorganización de la fuerza departamental de policía, que en marzo de ese año había perdido a 140 agentes, producto de la renuncia (a una invitación de Gaitán) y que luego del 9 de abril, a su vez volvieron a perder 144 oficiales y agentes desleales a la administración.
[1]HENDERSON, James, Cuando Colombia se desangró, un estudio de la violencia en metrópoli y provincia, El Ancora Editores, 1984..,páginas 124-125.
[2]HENDERSON, James, Op., Cit., páginas 144-146.
[3] HENDERSON, James. Op., cit., páginas 147-158.Ver también: 9 de abril de 1948 en Cunday y Andalucía, Villarrica Tolima
Comentarios
Publicar un comentario