Colombia 1945-1948-historia
Reconstruyamos la historia de Colombia 1945-1948 para conocer algo del gobierno de Alberto Lleras Camargo y de Mariano Ospina Pérez.
Las regiones continuaban su existencia al margen de la capital; en lo gubernamental se reflejaba en los Departamentos las inquinas partidistas de los líderes nacionales.
Las regiones continuaban su existencia al margen de la capital; en lo gubernamental se reflejaba en los Departamentos las inquinas partidistas de los líderes nacionales.
Alberto Lleras Camargo fue uno de los contados políticos moderados de esa entonces, que se daba cuenta que los hechos en la base eran consecuencia de las directivas de los Directorios políticos nacionales, que incitaban a sus seguidores, que los provocaba desde la capital a antagonismos extremistas e incivilizados.
El 20 de abril de 1946, Ricardo Bonilla, gobernador liberal del Departamento del Tolima abrió las sesiones de la Asamblea departamental con una descripción gris y lacónica del orden público, invitando a las bancadas a hacer las paces en pos de no entorpecer los comicios presidenciales que se avecinaban.
Dividido el partido liberal entre el candidato oficial Gabriel Turbay (438.225 votos) y el populista Jorge Eliécer Gaitán, (356.995 votos) le permitió a las minorías conservadoras, unificadas, retomar con Ospina Pérez- un hombre de negocios, que se había movido entre la SAC y la Federación de Cafeteros, mejor dicho entre la clase dirigente de esta nación-, el manejo del país (con una votación de 564,661 votos)[1]. (Las cifras discrepan un poco con el DANE, quien da, para Gabriel Turbay 441.199 votos, Jorge Eliécer Gaitán 358.957 votos y Mariano Ospina Rodríguez 565.939 votos. Porcentualmente, liberalismo 58.5% y Conservatismo 41.4%[2]; el porcentaje de participación electoral sobre la población apta para votar, cedulada es de 55.7%)[3].Persisto en el argumento reticente de la validez electoral con índices superiores al 50%, en caso contrario pierde credibilidad.
Las puyas verbales y los insultos de grueso calibre fluyeron en profusión entre los candidatos, atizando la hoguera expectante de actitudes agresivas hacia los contrarios políticos[4]. Nuestra dirigencia política manejaba a la perfección la manipulación y el impacto psicológico sobre las huestes que los seguía; la radio ganaba protagonismo y en los territorios más recónditos se escuchaban las altisonantes declaraciones sectarias.
Los conservadores ganaron el ejecutivo pero reiteremos que el control Legislativo era Liberal, así como la mayoría en Asambleas y Concejos; el gobierno recién electo se la jugó por la Unión Nacional, figura consistente en darle participación activa a la facción oficial del partido liberal. Los gamonales extremistas del partido conservador recelaban de esta “tajada burocrática”[5].
Los conservadores ganaron el ejecutivo pero reiteremos que el control Legislativo era Liberal, así como la mayoría en Asambleas y Concejos; el gobierno recién electo se la jugó por la Unión Nacional, figura consistente en darle participación activa a la facción oficial del partido liberal. Los gamonales extremistas del partido conservador recelaban de esta “tajada burocrática”[5].
Finalizando 1946 muchas organizaciones obreras presentaban sus demandas de mejores salarios; la policía Nacional (de corte liberal y popular) fue llama a sofocar los desordenes, se esperaban medidas drásticas; no fue así. Entonces empieza el desmonte liberal en la Institución policiva, llamando al servicio a conservadores ortodoxos. 202 Militares fueron llamados a las alcaldías de los municipios señalados por los desórdenes, en virtud del estado de sitio promulgado; permanentemente debían decidir o tomar partido por alguna de las facciones (que fácilmente incluía jueces, concejales y políticos en general)[6]
[1]GUTIÉRREZ CELY, Eugenio y Miguel Ángel Urrego Ardila.1001 cosas de la historia de Colombia que todos debemos conocer, círculo de lectores, Santafé de Bogotá 1995, página 152
[2]DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADISTICA (DANE), Colombia Política, Bogotá 1972, página 154
[3] Ibíd.., página 152
[4]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, Bogotá 2000, páginas 107-108
[5] REYES, Catalina. El gobierno de Mariano Ospina Pérez: 1946-1950 en Nueva Historia de Colombia Vol. II. Planeta Colombiana editorial, Bogotá D.E.1998, páginas 9-32
[6]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, Bogotá 2000, página 118.
[1]GUTIÉRREZ CELY, Eugenio y Miguel Ángel Urrego Ardila.1001 cosas de la historia de Colombia que todos debemos conocer, círculo de lectores, Santafé de Bogotá 1995, página 152
[2]DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADISTICA (DANE), Colombia Política, Bogotá 1972, página 154
[3] Ibíd.., página 152
[4]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, Bogotá 2000, páginas 107-108
[5] REYES, Catalina. El gobierno de Mariano Ospina Pérez: 1946-1950 en Nueva Historia de Colombia Vol. II. Planeta Colombiana editorial, Bogotá D.E.1998, páginas 9-32
[6]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, Bogotá 2000, página 118.
Año de 1947
El 12 de febrero de 1947 se divulgará el llamado "Mensaje Liberal", donde Gaitán afirmará:
"Siempre he proclamado la necesidad imperiosa, que ahora se acentúa, de que el liberalismo se organice para hacer uso de la legítima defensa y para resistir a la agresión, pues solo el pueblo tiene en sus manos los medios adecuados para hacer y buscar sus derechos y que sean respetados". A mediados de ese mismo año se intuía que la Policía Nacional brindaba armamento a los conservadores y a su vez los liberales obtenían armamento de contrabando vía Venezuela[1].
Mientras tanto se avecinaban otros comicios, los de marzo de 1947; el gaitanismo calaba hondo entre las multitudes y se presentaba como la alternativa popular de los desposeídos; los liberales oficiales pensaban que ese movimiento estaba viciado de demagogia y anarquía. La votación para el Congreso-por primera vez se elige popularmente a los senadores de la república[2]-, quedó así: De un total de 1.472.689 votos, el liberalismo obtuvo 805.732 (54.7%), mientras los conservadores sacaron 653.987 (44.4%).[3] Comparando el volumen de votación liberal en las elecciones presidenciales (800.156 votos) frente a esta, creció 5.000 votos (0.6%) aproximadamente; haciendo el mismo ejercicio con los conservadores, pasó este grupo político de 565.000 a 653.987(15% de incremento aproximadamente). Pudo haber pesado el manejo del ejecutivo por parte de este grupo. No deja de ser interesante, según Hugo Velasco, este crecimiento electoral.
Por más de 100.000 votos el movimiento de Gaitán derrotó al sector Santista (oligárquico para Gaitán); eso le bastó para asumir la dirección del Partido Liberal (¿quizás querían desgastarlo?). Tres Gaitanistas y 2 liberales oficiales fueron llamados a Ministerios. Se esperaba una actitud más crítica hacia el gobierno de turno de parte de la militancia liberal, no sucedió así. El liderazgo de Gaitán oscilaba entre las bases populares y el apoyo institucional, presentándose a veces como contradictorio; igual su aspiración presidencial no podía prescindir de ninguna de las dos facetas.
Para el 13 de Mayo se programó un paro nacional (en ese año se contabilizó el número más alto de huelgas dado en el país); el gobierno tomó medidas drásticas para reprimir el movimiento y garantizar el transporte; fracasando el paro, los despidos se multiplicaron. Gaitán dudaba entre apoyar el régimen o apoyar los intereses de la clase trabajadora; empieza entonces una oposición en el Congreso contra Ospina y sus ministros, liderada por Gaitán, mas no por el sector oficial del liberalismo. El 5 de octubre se celebraron las elecciones para los cabildos locales; el liberalismo volvió a derrotar a los conservadores por más de 150.000 votos. El grupo perdedor, acaudillado por Laureano Gómez, espetó la disculpa del fraude electoral, dizque 1.800.000 cédulas falsas poseía el liberalismo. Esto contribuyó a agriar las relaciones bi-partidistas. En este estira y afloje Gaitán no salió bien librado; el escaso apoyo a sus proyectos legislativos y sus fracasados diálogos con el gobierno para detener las violencia, lo manifestaban. En consecuencia, el jefe popular advierte públicamente a sus seguidores -y de contragolpe pone en alerta a sus adversarios sobre la necesidad de estar preparados para cualquier eventualidad.
Aún bajo la égida de Ospina, el ejército vestía uniforme verde oliva, la policía nacional portaba el uniforme gris, mientras que la policía departamental combinaba uniformes con indumentaria civil. Bajo su gobierno se creó el Seguro Social con el disgusto de muchos patronos; así mismo se creó la siderúrgica de Paz del Río y ECOPETROL...
[1]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000, página 122-123
[2]VELASCO A., Hugo, Mariano Ospina Pérez, Biografía, Editorial Cosmos, Bogotá 1953, página 117.
[3]DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADISTICA (DANE), Colombia Política, 1972, página 154.
[1]RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000, página 122-123
[2]VELASCO A., Hugo, Mariano Ospina Pérez, Biografía, Editorial Cosmos, Bogotá 1953, página 117.
[3]DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADISTICA (DANE), Colombia Política, 1972, página 154.
1948
Empieza 1948 con casos alarmantes de violencia no ya entre individuos sino entre comunidades enteras; inicialmente Boyacá y Santander destacaban en este tipo de desórdenes, al abrigo de autoridades civiles y policiales; inclusive la iglesia católica instigaba a los conservadores contra los liberales. Los periódicos de ambos partidos, bombardeaban a sus lectores con afrentas y acusaciones para sus rivales, agudizando más la contienda; había dos versiones de la barbarie desatada, la liberal y la conservadora. En febrero Gaitán auspició la Marcha del silencio, en Bogotá; durante dos horas una multitud marchó sin emitir sonido, en defensa de la vida. Sucesos trágicos se desarrollaban en otras latitudes de la nación; ante la imposibilidad (¿o desidia?) de la administración Ospina, todos los liberales se retiraron de los ministerios y en general de los cargos públicos, para alegría de lo sectores radicales del conservatismo.
La conferencia periódica de los países americanos, pospuesta por mucho tiempo durante la segunda guerra mundial, se convocaba cada seis años y se había convocado para Enero de 1948 en Bogotá. Entre ires y venires se aplazó para marzo. La CIA, el 2 de febrero anticipaba que los comunistas (que contaban con 60 células en Bogotá y grupos de acción en 15 sindicatos), estaban organizando mítines contra el evento. El 28 de febrero se conmemoraba el centenario del Manifiesto Comunista de 1848 y hubo batallas campales entre las facciones comunistas de Viera y Durán. El evento contaba con la participación de grupos de izquierda extranjeros, por ejemplo, Fidel Castro-patrocinado por Perón y Rómulo Betancourt-.En marzo de ese año sangriento, Gaitán había fundado un Domicilio de Refugiados, para albergar a Desplazados, víctimas de la intolerancia en los campos; solicitó ayuda financiera al concejo de Bogotá que se la negó [1].
Laureano Gómez, Ministro de relaciones exteriores, fue nombrado presidente de la IX conferencia panamericana; se adelantó entonces una precipitada labor de embellecimiento de la ciudad, con un efecto inflacionario importante. Se trató que no hubiera pordioseros ni vendedores ambulantes a la vista de los invitados. A Gaitán se le excluyó de la nómina de participantes colombianos en el certamen internacional, por no ser internacionalista.[2]
Los conservadores sostenían que los liberales, aliados con ciertos jefes de la policía, pretendían derrocar al presidente Ospina.
Como invitado importante a la conferencia panamericana, venía el general Marshall, que traía en su portafolio, no exactamente fondos para invertir en los países americanos; sí en cambio la política norteamericana de ponerle coto a la expansión comunista [3].
El 7 de abril, el temor y la incertidumbre pesaban en el aire, pero sin mayores sobresaltos.
El 9 de abril, a la una de la tarde, Gaitán se disponía a almorzar, cuando fue asesinado, supuestamente por Juan Roa Sierra (un desempleado permanente, confeso conservador, perteneciente a Organización Rosacruz y con antecedentes psiquiátricos). Una multitud de lustrabotas y loteros se encargaron a su vez de masacrarlo; la turba proclamaba la autoría del asesinato de Gaitán por parte de Ospina y/o Laureano Gómez. La manifestación de los airados revoltosos buscaba el sitio de reunión de la Conferencia Panamericana, de donde huyeron en estampida los jefes conservadores. Grupos de presión comunistas y liberales, incendiaban, rompían y saqueaban el comercio, el Capitolio Nacional, las Instalaciones del Siglo, todo a su paso, mientras otros se tomaban las emisoras dando a conocer el magnicidio, invitando a la revuelta y caída del régimen y multiplicando los efectos colaterales de su accionar violento. [4]
La revuelta estalló; insurrección sin plan ni objetivo. Fueron lastimosamente abandonados a su propia conducta y se fueron disgregando más y más. En manos de la frustración, se convirtieron en un populacho lanzado a destruir los símbolos palpables del poder y de los privilegios, de los cuales siempre habían sido excluidos.[5].
[1] RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000, página 127-130
[2]VELASCO A, Hugo, Ecce Hommo, Biografía de una tempestad, editorial Argra 1950, página 215.
[3] RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000,páginas 131-132
[4] Ibíd.., páginas 133-135
[5]MENZIES, Malcolm, Desde las montañas de Colombia, Editorial MABILLÓN, primera edición 1999, París Francia, traducido del inglés, página 10.
Como invitado importante a la conferencia panamericana, venía el general Marshall, que traía en su portafolio, no exactamente fondos para invertir en los países americanos; sí en cambio la política norteamericana de ponerle coto a la expansión comunista [3].
El 7 de abril, el temor y la incertidumbre pesaban en el aire, pero sin mayores sobresaltos.
El 9 de abril, a la una de la tarde, Gaitán se disponía a almorzar, cuando fue asesinado, supuestamente por Juan Roa Sierra (un desempleado permanente, confeso conservador, perteneciente a Organización Rosacruz y con antecedentes psiquiátricos). Una multitud de lustrabotas y loteros se encargaron a su vez de masacrarlo; la turba proclamaba la autoría del asesinato de Gaitán por parte de Ospina y/o Laureano Gómez. La manifestación de los airados revoltosos buscaba el sitio de reunión de la Conferencia Panamericana, de donde huyeron en estampida los jefes conservadores. Grupos de presión comunistas y liberales, incendiaban, rompían y saqueaban el comercio, el Capitolio Nacional, las Instalaciones del Siglo, todo a su paso, mientras otros se tomaban las emisoras dando a conocer el magnicidio, invitando a la revuelta y caída del régimen y multiplicando los efectos colaterales de su accionar violento. [4]
La revuelta estalló; insurrección sin plan ni objetivo. Fueron lastimosamente abandonados a su propia conducta y se fueron disgregando más y más. En manos de la frustración, se convirtieron en un populacho lanzado a destruir los símbolos palpables del poder y de los privilegios, de los cuales siempre habían sido excluidos.[5].
[1] RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000, página 127-130
[2]VELASCO A, Hugo, Ecce Hommo, Biografía de una tempestad, editorial Argra 1950, página 215.
[3] RAMSEY, Russel. Guerrilleros y soldados, Tercer mundo editores segunda edición, 2000,páginas 131-132
[4] Ibíd.., páginas 133-135
[5]MENZIES, Malcolm, Desde las montañas de Colombia, Editorial MABILLÓN, primera edición 1999, París Francia, traducido del inglés, página 10.
...
El presidente Ospina optó por reestructurar su gabinete, llamando a miembros del liberalismo a conformarlo-con el descontento de la prensa conservadora, que continuaba atizando las pasiones desde sus columnas-, quedando Darío Echandía como Ministro de Gobierno. El partido liberal buscó la dirección de Carlos Lleras, puesto que el Gaitanismo, al desaparecer su líder emblemático se dispersó en luchas internas. Para fin de año se aprobó una nueva Ley electoral para revisar la cedulación antes de los próximos comicios presidenciales-como pedía Laureano-. Los liberales oficiales colaboraron -¿Preocupados quizás por el desbordamiento popular que ellos con su granito de arena habían contribuido a crear? ¿Interesados en la estabilidad de las instituciones? ¿Abriendo camino para las siguientes elecciones?-, con un fervor inusitado.
Leer también: 9 de abril de 1948 en Ibagué y el Tolima ; 9 de Abril de 1948 en Cunday y Andalucía-Villarrica Tolima
Ediciones 2011-14
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