Historia de Colombia 1819-1821

Historia de Colombia 1819-1821.
El 23 de marzo de 1819 el Coronel Barreiro le informa al virrey Sámano sobre el desarrollo de la campaña de los llanos: “Las noticias que he recibido estos días de nuestros espías, me han confirmado mucho más la declaración del pasado guayanés, y no debe quedar duda que los enemigos se hallan reunidos en Pore con más de 1.000 infantes y sobre 1.200 caballos, teniendo además un número considerable de armas. Esta fuerza es bastante superior a la que yo les puedo presentar…A pesar de ello, atendiendo a las ventajas que nos proporcionan la instrucción y disciplina que tienen nuestros cuerpos y a que los enemigos solo han podido reunir un numero tan considerable de gente recogiendo a los indios y labradores de aquellos pueblos, no dudo que podre conseguir ventaja sobre ellos…Lo que sí me tiene bastante incomodado es lo adelantada que se halla la estación, pues ya empiezan a picar las aguas…”[3].

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El 15 de abril de 1819 el Coronel Barreiro le informa al virrey Sámano sobre las peripecias de la campaña de los llanos: “…la extrema cobardía de nuestros enemigos que, vociferando querer destruirnos presentándonos la batalla, huyen vergonzosamente, aunque sea muy inferior el número de nuestras tropas…el jefe que los manda o dirige, que es un Santander, de Cucuta, aunque según la voz general es muy cobarde, no carece enteramente de conocimientos y asi es que, ayudado de un gran numero de armas que condujo de Guyana , ha empezado a regimentarlos y ordenarlos, acrecentando sus fuerzas…creo que no debemos despreciar las fuerzas enemigas del Casanare; ellas pueden ser algo respetables y la miseria en que viven en el Llano, unida a la presentación que tienen en el interior del reino, los hará hacer esfuerzos hasta conseguir penetrar en él y es preciso destruirlos antes…”

Allí mismo se relaciona una carta de las huestes patriotas de donde extraemos: “el veinte del pasado desembarcó el general Bolívar en al Urbana con 2.000 ingleses y se reunió allí con la infantería del bajo Apure, que la había retirado Páez cuando Morillo pasó el Arauca, y marchó a reunirse al general Páez… ya no hay arbitrio, vamos a ser libres; revolución en España, acciones por nuestro ejército y auxilios de los ingleses, con que qué tal; ahora falta el reconocimiento de nuestra independencia por los norteamericanos.”
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Del 12 de mayo de 1819 hay esta carta del general Pablo Morillo al ministro de guerra, donde le informa de las últimas actividades del ejército expedicionario en Venezuela, los refuerzos obtenidos los insurgentes por parte de los ingleses, etc.
“Los ejércitos ingleses parece que quieren trasladarse todos a este continente, y el caudal de los comerciantes de aquella nación se prodiga largamente en habilitar las fuertes expediciones que van llegando a diversos puntos de América…el ejército de Bolívar se compone por la mayor parte de soldados ingleses…y los buques de guerra, los numerosos parques de todas armas, las municiones, los vestuarios, los víveres; todos los elementos para hacer y sostener la independencia, han salido de los puertos del rey de la Gran Bretaña…
Bolívar, después de haber intentado penetrar en la de Barinas, retrocedió sobre el Arauca, cuando supo que yo me acercaba que marchaba a ella la quinta División…Desde entonces se situó en Guasdualito, población que se halla en los confines de Venezuela, a 12 jornadas de los llanos de Casanare, en cuyo punto ha reunido toda su infantería y se dispone a seguir al Nuevo Reino de Granada a operar en combinación del cabecilla Santander que manda en Chire y en Pore.”

«Así, pues, comencé mi tarea con una idea más clara de los objetivos que de las dificultades de la empresa. La falta de datos confiables se hizo sentir…el granadino ve tranquilamente un día seguir a otro, como fluyen las aguas del río, sin preocuparse, porque piensa que dispondrá de un número indefinido de días. La ausencia total de relojes refuerza esta ilusión.»(Tomado del libro La Nueva Granada: Veinte meses en los Andes, Por Isaac F. Holton, M. A., profesor de Química y de historia natural en Middlebury College(1857): traducción de Ángela Mejía de López, Bogotá, Ediciones del Banco de La República 1981).
Historia de Colombia 1819-1821.

El 10 de septiembre de 1819 Bolívar firma un decreto mediante el cual Francisco de Paula Santander es nombrado vicepresidente de la Nueva Granada, encargado del poder ejecutivo; son nombrados: como secretario de guerra (y también de hacienda)Alejandro Osorio, secretario del interior (y también de justicia), Estanislao Vergara...estos nombramientos dobles se debían al imposibilidad económica de pagar los cuatro secretarios requeridos por el gobierno (y eso que cada uno ganaba tan solo 83 pesos).
La administración está completamente desvertebrada y eran inmensas las necesidades del ejército que aún debe combatir en diferentes regiones, ya que solo Casanare, Boyacá, Cundinamarca y Cúcuta han logrado la independencia. Las demás provincias siguen en manos de los realistas.

En 1819, las apuestas estaban mas o menos así: una clase terrateniente, esclavista y altos burócratas del sur del país principalmente, y, otra, la burguesía comercial. Para efectos del proyecto nacionalista que se les vino encima, organizaron una alianza explosiva y pintarrajeada, inestable y forzada, donde los terratenientes preservaban (sinónimo de conservar, ojo) el sistema y los comerciantes lograron el libre comercio, dando lugar a otras realidades. Desafortunadamente una de las secuelas visibles de las guerras independentistas, fue el abandono de los sembrados, por la convocatoria que se hizo del campesinado para las tropas independentistas.Durante este lapso estudiado, se remataron a particulares los latifundios de las comunidades religiosas incrementando la concentración de tierras y capitales en unas pocas manos de la oligarquía local, y, empieza el florecimiento tabacalero.

Consolidada la Independencia la Ley Fundamental del 17 de diciembre de 1819, Artículo 1º. Reunió a Venezuela y Nueva Granada, bajo el título de República de Colombia y en su Artículo 5º. dispuso que se dividiera en tres grandes Departamentos: Venezuela, Quito y Cundinamarca. El Departamento de Cundinamarca queda formado por las 15 provincias que el 20 de julio de 1810 constituían el Nuevo Reino de Granada, a saber: Santa Fe, Cartagena, Santa Marta, Riohacha, Panamá, Veraguas, Chocó, Antioquia, Popayán, Neiva, Mariquita, Tunja, Socorro, Pamplona y Casanare. Nuestro País tendía a las pequeñas regiones, económicas y culturales, que, aisladas por carecer de adecuados caminos entre ellas acentuaban tal disgregación. «Este fenómeno del regionalismo tiene sus raigambres, además de las geográficas, en la política aislacionista fomentadas por la metrópoli española, tanto en sus colonias en general, como en cada una de las provincias.» [1]

La Constitución de 1821 (Artículo 8º.), estructuró la división política, en base de Departamentos, provincias, cantones y parroquias. Los Departamentos creados fueron 7: Boyacá, Cundinamarca (Compuesto de las provincias de Bogotá, Antioquia, Mariquita y Neiva, con una población estimada de 172.000, 104.000,45.000 y 50.000 residentes respectivamente), Cauca, Magdalena, Orinoco, Venezuela y Zulia. El mando político de cada Departamento lo hará un Intendente; en cada provincia el poder ejecutivo lo encabezará un gobernador; así mismo los cantones serán administrados por un juez político. En todo lugar cabecera del cantón habrá dos alcaldes ordinarios y en cada parroquia, dependiendo de la cabecera habrá dos alcaldes pedáneos, nombrados por el cabildo del cantón. Así mismo cada provincia contará con una asamblea provincial.[2]
Nota: La ciudad de Santa Fe (actual Bogotá), tendría unos 40.000 habitantes en ese tiempo.
(Fragmento del libro Historia de Colombia: CUNDAY Y VILLARRICA Tolima1537-1918, una historia anónima)
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Luego del combate del pantano de Vargas, las tropas patriotas tomaron posiciones en las alturas al este del campo, en tanto el batallón primero del Rey la caballería regresaban a Paipa, quedando el resto de ejército español en El Salitre, durante la noche del 25 de Julio. Allí siguieron hasta el 27 cuando todo el grueso de la tropa española.
El 26 de julio de 1819, al alba, Simón Bolívar recorrió el campo e hizo labores de reconocimiento ordenando lo siguiente:
1- ) Exploración permanente de la caballería.
2- ) Recolección de los elementos abandonados por los realistas en el campo.
3- ) Evacuación de heridos y sepultura de muertos.
4- ) Contramarcha a las posiciones que el ejército tenía antes de iniciarse el combate.
En horas de la noche se reunió al ejército el general Soublette junto a los hombres recuperados en Pisba y de los hospitales y con el parque, asumiendo de inmediato sus funciones de jefe del Estado Mayor.
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El 27 de julio de 1819, dos días después de los combates del Pantano de Vargas, persistieron las escaramuzas de caballería y en el campo patriota se estableció un activo servicio de espionaje. El cuartel general se trasladó a Duitama, donde juntaron municiones, quedando cada soldado con una dotación de 40 cartuchos, se incorporaron las guerrillas de Tovar, Montoya, Calvo, el negro Marcos y otros que tenían su área de influjo en los páramos de la provincia de Tunja y el Socorro.
El Libertador nombró alcaldes para varios pueblos circunvecinos ya liberados y se dispuso el alistamiento de hombres y de caballos para formar milicias, medidas que se complementaron con la expedición de la Ley Marcial, que era más que necesaria puesto que llegaban refuerzos importantes para las tropas realistas.
El decreto rezaba así:
1- Todos los hombres desde la edad de 15 años hasta los 40, solteros o casados, a las 24 horas de publicada esta ley, se presentarán en sus respectivas parroquias o pueblos, a los jefes militares o a los alcaldes u otras autoridades civiles. Todo el que tuviere caballería se presentará montado y el que no a pie.
2- Los comandantes militares, alcaldes y demás autoridades civiles, conducirán inmediatamente al cuartel general todos los hombres de sus respectivas jurisdicciones.
3- El servicio a que son llamados todos los hombres libres de la Nueva Granada durará solo por el espacio de quince días[4], nadie será alistado en los cuerpos de línea, pasado ese tiempo serán licenciados a sus partidos.
4- Todo hombre de los comprendidos en el artículo 1º, que pasadas las veinticuatro horas de la publicación no se presentare, será fusilado.
5- Los comandantes militares, y en donde no los hubiere los alcaldes y demás autoridades civiles están encargados de la ejecución del presente decreto, y de la aplicación de la pena que impone el artículo antecedente, quedando ellos mismos sujetos a sufrir igual pena si se les justifica omisión, tibieza o poca voluntad.
6- No están comprometidos en este decreto los eclesiásticos, ni ningún empleado en servicio público.
7- Este decreto tendrá fuerza de ley en las provincias de Tunja, Casanare, San martín, Pamplona y El Socorro.
8- Publíquese y circúlese a todos los departamentos.
Cuartel general en Duitama, a 28 de julio de 1819.[5]
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Día 29 de julio, se incorpora al ejército libertador una tropa de milicias del Socorro, confiándosele su entrenamiento al Comandante Félix Soler.Los habitantes del Socorro, viendo presa y ejecutada a su heroína Antonia Santos, se organizaron y decidieron combatir a los realistas: armados con palos, lanzas, cuchillos domésticos, herramientas de labranza, escopetas y cuantos elementos encontraron a la mano, se propusieron vengar a su coterránea.
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El 30 de julio de 1819, se comienzan a organizar fuerzas semejantes a las del Socorro, en Sogamoso, Santa Rosa y pueblos circunvecinos a órdenes del comandante José Gabriel Lugo. Las tropas del Socorro sumaban setecientos ochenta reclutas al mando de Ferminio Vargas, uno de los comandantes de la guerrilla de Coromoro[6].Por tal circunstancia, las unidades se dedicaron a la instrucción y a la reorganización, pues las gentes acudieron a incorporarse al ejército en obedecimiento de la Ley Marcial. Estas fuerzas quedaron incorporadas al ejército como batallones de milicias así: la del Socorro y las guerrillas del teniente Báez, con la denominación Voluntarios del Socorro, en la división de vanguardia, y la de Tunja, con el nombre de Voluntarios de Tunja, en la de retaguardia.
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El 3 de agosto de 1819, viéndose apremiado al inicio de las operaciones para decidir la campaña, Bolívar ordenó al capitán Julio Mellao (a las 3 de la mañana), que con su escuadrón de dragones hiciese una incursión en los puestos de avanzada del enemigo, instalados por el batallón del Rey sobre el río Surba en la llamada Cruz de Bonza; como resultado de este movimiento estratégico estos soldados realistas se retiraron hacia Paipa, ganando los ejércitos de la Nueva Granada estas posiciones. Posteriormente, los españoles huyéndole al conflicto directo, también se retiraron de Paipa hacia el Espino.
Esta narración secuencial de los movimientos tácticos y de largo plazo hechos por Bolívar y por el mismo Barreiro, después de los combates del Pantano de Vargas, nos ayudarán a entender el resultado del 7 de agosto de 1819.
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El 4 de agosto de 1819, la infantería marchó sobre Paipa. Las órdenes de Bolívar eran que las tropas debían estar listas para partir sobre las cinco de la tarde; llegadas las 8 de la noche parten efectivamente abrigados en la oscuridad por el camino de Toca, en dirección a Tunja. Y todo esto a pesar de estar tan cerca los dos ejércitos; fue tal el sigilo de la acción que los españoles no se dieron cuenta de estos movimientos.
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El 5 de agosto de 1819, las huestes libertadoras encabezadas por el escuadrón del capitán Mellao y una compañía de infantería ocuparon a Tunja[7] alrededor de las 9 de la mañana, en tanto el grueso del ejército lo hizo casi a las 2 de la tarde.Esta toma de la ciudad de Tunja[8] le permitió a las tropas de Nueva Granada, acceder a 600 fusiles, un almacén de vestuarios y paños, hospitales, botiquines, etc. Por otro lado descansaron[9] y por sobre todo elevaron la moral aún más por este golpe, constituyéndose en un movimiento definitivo para el triunfo de las armas republicanas en la Batalla de Boyacá.
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El 6 de agosto de 1819, seguía la lluvia torrencial en el enclave geográfico donde se asentaban los bandos enemigos.
Los españoles (la tercera división), a las 3 de la mañana de ese día 6 de agosto se desplazaron desde Cómbita hasta Motavita, llegando a su destino a las 11 horas.
Mientras tanto los ejércitos granadinos sigue en sus cuarteles de Tunja, aguzando su servicio de espionaje y vigilancia sobre los realistas. El mismo Bolívar, conociendo la posición de los ejércitos de Barreiro, puso su puesto de observación en San Lázaro, atento al siguiente movimiento de los españoles, que solo podría ser por Chiquinquirá o por el puente de Boyacá, caminos estos que se separan en el alto de Sora.
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Habiendo pasado ya los hechos del 7 de agosto, miramos también el 8 de agosto de 1819.
La campaña libertadora en Nueva Granada (Colombia) aun no concluía. Se continuaba la persecución de los españoles hasta Chocontá. El 9 de agosto desde allí marchan sobre la capital del virreinato, Santa Fe. Ese mismo día, tanto el virrey Sámano como el personal administrativo y militar del régimen español abandonaron la ciudad.[10]
El día 10 de agosto de 1819 Bolívar ingresa a Santa Fe, sobre las 17 horas, recibiendo una apoteósica bienvenida, cerrando así la campaña iniciada hacía 75 días en Mantecal.
¿Cuáles fueron consecuencias de la batalla de Boyacá?
Lograr derrumbar el régimen político invasor y tener la capital del virreinato como base estratégica para la campaña libertadora de Venezuela, Ecuador y Perú. Además de esto, cimentó la autoridad de Bolívar sobre los demás jefes revolucionarios, dándole mayor unidad al mando.
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Bolívar, luego de la campaña libertadora de 1819, se dedicó a estructurar el gobierno local antes de marchar hacia Venezuela para apersonarse de su Independencia. Antes de partir escribe a Sámano, el 9 de septiembre de 1819, proponiéndole un canje de prisioneros[1]: “el ejército español que defendía el partido del Rey en la Nueva Granada está todo en nuestro poder por consecuencia de la gloriosa jornada de Boyacá. El derecho de la guerra nos autoriza para tomar justas represalias; nos autoriza para destruir a los destructores de nuestros prisioneros y de nuestros pacíficos conciudadanos; pero yo, lejos de competir con maleficencia con nuestros enemigos, quiero colmarlos de generosidad por centésima vez. Propongo, un canje de prisioneros para libertar al general Barreiro y a toda su oficialidad y soldados. Este canje se hará conforme a las reglas de la guerra entre las naciones civilizadas, individuo por individuo, grado por grado, empleo por empleo. La Angostura del Magdalena será el lugar señalado para efectuar este acto de humanidad y justicia.”

[1]HENDERSON James, Cuando Colombia se desangró, un estudio de la violencia en metrópoli y provincia, El Ancora Editores, 1984, página 45
[2]CODIFICACIÓN NACIONAL de todas las leyes de Colombia desde el año de 1821, hecha conforme a la ley 13 de 1912 por la sala de negocios generales del consejo de Estado, Tomo I Años 1821-1824, Ley 18 octubre 1821,Bogotá, Imprenta Nacional 1924,páginas 97-104
[3] Bibliografía consultada: FUDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIO DEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER,. Los Ejércitos del Rey 1818-1819 Tomo II, Banco de la República departamento editorial, Bogotá D. E. 1989.
[4] El asunto era apremiante; por los términos empleados, colegimos que se presumía debía resolverse pronto; en ese lapso de tiempo habrían resultados contundentes.
[5] RIAÑO CAMILO. La campaña Libertadora de 1819, Sesquicentenario de la campaña libertadora de 1819, comisión especial asesora, Bogotá D. E., 1969.
[6] Otra fracción de dicha guerrilla se quedó, dirigida por don Tadeo Rojas, Gabriel Uribe, Fernando Santos (hermano de Antonia Santos) y Cayetano Téllez. Dicho grupo se tomó Charalá y nombró como alcalde de la región a Ramón Santos. Es a esta gente que fue Antonio Morales (el del florero del 20 de Julio), coronel de los granadinos, a organizar militarmente.
[7] La Tercera División española, siendo avisada de esta inminente llegada se marchó por el camino de la Venta del Mico. Llegando a dicha venta fueron avisados que cerca de 300 hombres, de los neogranadinos, habían entrado a Tunja. Llovía copiosamente. Reciben órdenes de marchar. Sobre la noche llegaron estas tropas realistas a Cómbita.
[8] Después de 45 kilómetros de marchas forzadas.
[9] Adquirieron provisiones y víveres frescos.
[10] El virrey sabiendo de la derrota entró en pánico y salió (disfrazado con una ruana verde y sombrero grande de hule colorado), para la Villa de Honda (a donde llegó el día 10 en la tarde). En medio de su precipitación y su susto, dejó dineros y pertrechos abandonados en la capital. Como se comprenderá huyendo el jefe político y militar del virreinato todo mundo entró en nerviosismo y marchó lejos (refiriéndome a los españoles por supuesto). ¿que hubiera pasado de no haber huido? Posiblemente habría juntado entre las tropas dispersas fieles a su causa un gran ejército y habría prolongado la toma de Santa Fe.

Leer también: historia de Colombia 1797-1810 ;Pantano de Vargas, historia


Bogota, Cundinamarca Colombia

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