Diego Francisco Padilla, historia, biografia

Fray Diego Francisco Padilla, nacido en Bogotá Colombia en noviembre de 1754, fue hijo de don Alejo Padilla y de doña Juana Francisca Rico. Sus ocho hermanos abrazarían el estado religioso, unos con los agustinos, otros con los franciscanos y así sucesivamente.

Muy a los 16 años Diego Francisco ingresó al convento de San Agustín y luego fue enviado a la Universidad de San Nicolás de Bari. En la Universidad Agustiniana aprendió y explicó Fray Diego los poetas latinos y griegos; cursó filosofía por espacio de tres años, luego comenzaría el curso teológico[1]. Por su cuenta Fray Diego Francisco Padilla aprendería historia eclesiástica y profana, conocimientos de diplomacia, derecho constitucional y lenguas vivas, exceptuando el alemán.

En 1792 el superior de la Orden le confió la reforma y pacificación de la Provincia de Quito pero Fray Diego Francisco renunció a la delicada misión.
Pero lo que nos importa más de las facetas de este ilustre Fray, fue su injerencia en el proceso de Independencia de la Nueva Granada; ahora que estamos ad portas del bicentenario de la independencia y que pretendemos que este, sea el blog de la independencia de Colombia, la bitácora por excelencia del proceso formativo de nuestra República, vale la pena reseñár a personas como este fraile agustino que aunque anónimos para la mayoría, fueron vitales a la hora de sellar la indpendencia.

¿Cómo se involucró con estas gestas? Desde la enseñanza, promoviendo el estudio de las matemáticas y desde los cargos de influencia que se le confiaron dentro de su Orden. Fue provincial durante dos periodos y tuvo a su cargo el delicado caso de la conversión de los andaquíes. Pero, aparte de religioso ejemplar, Fray Diego Francisco Padilla dejó numeroso escritos sobre la manera de hacer feliz a la República. De esa forma, cuando estalló la revolución del 20 de julio de 1810, le fue asignado un lugar en la Primera Junta Suprema, en la comisión de negocios eclesiásticos, junto a José Miguel Pey, Andrés Rosillo, Martin Gil, Francisco Javier Serrano Gómez, Juan Nepomuceno Azuero y Nicolás Omaña. Posteriormente, en la reorganización dada a la junta en 24 y 25 de octubre, luego de la división de poderes, ingresa ala sección ministerial de Estado con José Miguel Pey, Juan Gómez, Juan Bernardo Alvarez, Miguel Pombo y José Acevedo Gómez.

La rúbrica de Padilla figura en la fórmula de juramento del 26 de diciembre de 1810.
Para dar pautas al movimiento revolucionario, publica el periódico “Aviso Público”, cuyo primer número apareció el 19 de septiembre de 1810 y el vigésimo primero el 16 de febrero de 1811. Algunos le llamaban el sabatino, por el día que salía a la luz pública.
Para el año de 1813 vemos a fray Diego Francisco como capellán de las tropas de Antonio Nariño. El 4 de octubre de 1815, al cumplirse el aniversario de la instalación del Congreso, arengó a la defensa hasta vencer o morir. Y Pablo Morillo no le perdonó estos actos[2]; lo hizo poner preso y lo envió fuera de la Nueva Granada, hasta Cádiz.

Regresado a la patria ocupa el humilde curato de Bojacá.
Para 1825 sabemos de fray Diego Francisco Padilla predicando un sermón en la capital con motivo de la celebración del 20 de julio.
A los 75 años exhala su último suspiro, el 9 de abril de 1829, este eximio precursor de la independencia de Colombia.
[1] Se dice que leyó dos veces la obra de Agustin de Hipona y sabía capítulos enteros de memoria.
[2] Ni mucho menos que fuera amigo de Bolivar. Algunas de las obras políticas publicadas por este religioso hasta ese momento incluían: Diálogo entre un cura y un feligrés del pueblo de Boxacá sobre el párrafo inserto en la Gazeta de Caracas sobre la tolerancia (1811); La necesidad del Congreso (1812); El Montalván (1812) con cargos a la Bagatela; el espíritu del español o notas de un americano sobre su papel en la Reforma de Regulares, impreso en Londres en 1813 y reimpreso ese mismos año en Cartagena y Santa Fe al año siguiente; El Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada a sus habitantes, hoja sobre el empréstito ordenado por el Congreso, 1815.



Bogotá, Cundinamarca Colombia

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