Iglesia presbiteriana en Colombia-historia hasta 1902

Iglesia presbiteriana en Colombia-historia hasta 1902. Podemos dividir la historia de la Iglesia presbiteriana en Colombia en varias facetas, estudiada en sus contextos culturales, económicos y políticos respectivos y fijándonos básicamente en su estructuración para el centro de Colombia (región andina):

1.) 1800-1817
Esta importante iglesia protestante adquirió alguna relevancia dentro de la historia patria, a partir del movimiento independentista. El ambiente macro-económico que propició la vinculación inglesa a nuestro modus vivendi se puede resumir así, en la primera década del siglo XIX:
Inglaterra representaba la posibilidad de librecambismo, cantidad y calidad de mercancías. El proceso de independencia se reducía entonces a una clase económica importante, los criollos, rebelados contra la metrópoli española, necesitados de romper trabas para apersonarse de actividades comerciales como la importación de paños ingleses, porcelanas finas y demás mercaderías comerciadas por los británicos ( y que puestos aquí, por las difíciles circunstancias viales, adquirían una desmedida valorización y plusvalía para los chapetones intermediarios), para lo cual el monopolio absorbente español era un impedimento. La intención era abrirse un espacio para favorecer la propiedad privada, eliminando los monopolios de la Iglesia y favoreciendo el establecimiento de una iglesia nacional.
Mientras tanto, desde el 30 de enero de 1816, en la encíclica Etsi Longissimo, el papa Pío VII condenaba los aires de revolución (y de masonería) en tierras americanas, defendiendo a capa y espada el patronato y la sumisión al Rey.

2.) 1817-1830
En la causa libertadora, el bajo clero se alinderó del bando de Bolívar, mientras la oligarquía clerical lo hizo del bando realista, para defender el sistema colonial, que retroalimentaba su dominación.
Los británicos hallaron en la causa revolucionaria un espacio generoso para expandir sus mercados de ultramar y consolidarse, en América, como el Imperio que era. Los empréstitos ingleses se habían disparado, para proyectos agrícolas y mineros pero también para las huestes libertadoras.
Es así como en el año de 1817, con ese extraño ambiente anglófobo, Simón Bolívar delega en Luís López Méndez, el hacer lobby ante los ingleses para que se manifestaran plenamente en la disputa política frente a su rival mercantil, España. Solicita y obtiene apoyo militar y logístico; un total de 5.088 hombres conformaron la llamada Legión Británica, comandada por el coronel James Rook (valiente guerrero que herido mortalmente cuando la batalla del pantano de Vargas, fallece poco después).
Es en ese estamento militar, donde llegan los primeros protestantes a Colombia (al interior del país, descontando a San Andrés, que desde 1.626 poseía colonos británicos, protestantes). Uno de sus cabecillas, el entonces Capitán James Fraser, era de formación presbiteriana; en 1826 fue ascendido a Teniente Coronel. Al término de la guerra de independencia (1.830), decide radicarse en nuestra nación.

Ideológicamente el país puede ser descrito así:
«En cuanto a la evolución de las ideas sobre la concepción del Estado, durante estos años la nota predominante fue el utilitarismo[1] de Jeremy Bentham, que si bien semejaba un poco al liberalismo puro encerraba algunas contradicciones con este esquema. Solo hasta 1853 se reflejó el progreso constitucional hacia el liberalismo más ortodoxo, con las reformas de José Hilario López. Dicen los estudiosos del fenómeno ideológico colombiano, que unos de los alicientes a la adopción de esta teoría de la legislación, era el hecho de la creciente influencia inglesa y el embeleso por todo lo anglosajón, así mismo era la coincidencia en que la observación de los hechos era la base de la ciencia (necesidad de entrar en contacto con la realidad empírica superando lustros de «especulación libresca») , premisa que encajaba dentro del ideal granadino alimentado por Mutis y su expedición Botánica. Racionalismo jurídico y ética burguesa en conjunción y alquimia, afloraban como producto final.»[2]
No hacía mucho tiempo, el 24/09/1824, el papa León XII en su encíclica Etsi Iam Diu (urgido por el Rey Fernando VII), reforzaba lo dicho por su antecesor sobre el patronato y la rebeldía de los pueblos. Creyó ciegamente en la capacidad católica de influir en las masas para cambiar el curso de las revoluciones, sin contar con el idealismo americano.

3.) 1831-1856
El coronel Fraser contrajo nupcias con Petra Vergara Santander, sobrina de Francisco de Paula Santander[3], militar y estadista colombiano, radicándose en Bucaramanga y estableciendo un hogar presbiteriano.
Pasado el tiempo, su brío religioso lo llevó a escribir una carta a la Iglesia escocesa, pidiendo el envío de misioneros a Colombia. Al parecer por carencia de fondos y de personal no pudieron hacerlo; Fraser se dirige entonces por escrito a la Junta Presbiteriana de misiones extranjeras, en los Estados Unidos, quien evaluando la posición del gobierno neogranadino respecto a la tolerancia religiosa y el deseo de un espacio educativo a la usanza inglesa en su territorio, decide el envío del reverendo Henry Barrington Pratt[4] a suelo colombiano. Este ministro religioso (soltero), nacido en Georgia y ordenado en 1855(Princeton Theological Seminary,), llegó a Cartagena el 17 de marzo de 1856. A Bogotá arribó el 20 de junio de 1856.

Recordemos que en 1848, Ezequiel Rojas había sentado las bases doctrinales del liberalismo, movimiento que proponía cambiar las estructuras de un Estado colonial para favorecer a la burguesía en ascenso con una serie de postulados novedosos para su época, que entre otros muchos, fueron: convertir la tierra en mercancía (zafándola del poder absolutista de la Iglesia) y darle libre circulación (se trataba de dar igualdad de oportunidades económicas); libertad religiosa; liberalizar la enseñanza, quitándole al clero católico el privilegio de impartir el saber; abolición de los monopolios, de los diezmos y de los censos, etc. Por supuesto la Iglesia católica se alinderó del lado conservador (1949), para tratar de defender sus cuantiosos intereses patrimoniales. La Constitución de 1853 declaró la ruptura formal de Iglesia y Estado (considerada su simbiosis como fuente de tiranía), la declaración de libertad de cultos y el establecimiento del matrimonio civil. Tenemos entonces un ambiente relativamente propicio para el establecimiento de un credo religioso diferente del tradicional católico, en Colombia.

El partido liberal le prestó su irrestricto apoyo, aun a pesar que el reverendo Pratt, debió pasar mucho tiempo recluido aprendiendo español. Mientras tanto los servicios religiosos se hacían en inglés para diez extranjeros y dos colombianos en principio, servicio realizado en el Hotel Dickson. Cuando los estamentos liberales cayeron en cuenta que la labor misionera de Pratt no era exactamente ahondar el sentimiento anti-clerical enarbolado por ese partido en sus inicios, sino predicar el evangelio invitando a la conversión, el apoyo irrestricto se difuminó.
Es de aclarar que desde un comienzo la Sociedad Bíblica americana y la Sociedad Bíblica británica[5], apuntalaron la gestión del Reverendo Pratt, quien como misionero, predicaba el evangelio (tomando como epicentro la ciudad de Bogotá), repartía tratados y distribuía biblias, pues era ilógica una campaña misionera sin alimento doctrinal de primera mano, dadas las condiciones culturales del país.

Existiendo el serio problema de transportes de pasajeros y de carga hacia la capital, toma la decisión de hacer imprimir aquí la primera edición colombiana del Nuevo Testamento, un tiraje de cinco mil ejemplares que se agotó rápidamente.
Como apoyo, llegó un segundo misionero, el Reverendo Tomas F. Wallace; este se dedicó específicamente a la obra misionera en la misma Bogotá, mientras Pratt ensanchaba su radio de acción, dedicándose con mayor énfasis y ahínco al departamento de Santander.

4. 1858-1899
Pratt, fue invitado en 1858 por un ex embajador colombiano en Estados unidos de apellido Paredes, rector en ese instante de un colegio de secundaria para varones (con 85 alumnos) y dueño de una escuela privada para niñas (con 15 alumnas), ubicados en Bucaramanga y en Piedecuesta, mostrándole al ministro protestante, los frutos de su labor evangélica aplicada a la pedagogía, recibiendo una educación laica como la solicitada por los estratos medios altos y altos de la sociedad bogotana.

Pratt escribió a la Junta Presbiteriana de misiones extranjeras solicitando ayuda para formalizar este proyecto, enviando entonces la junta a Samuel Sharpe y esposa. Juntos iniciaron una escuela diurna bilingüe para artesanos, donde se impartían clases de Biblia, aritmética y escritura. En ellas el sistema Lancasteriano (llamado así por Joseph Lancaster, quien en sus escuelas implementó el sistema de instrucción mutua, donde los más avanzados colaboraban en los procesos de instrucción de los neófitos) era el predominante. Los cultos se hacían en casa de los esposos Sharpe, para disgusto de la jerarquía católica local que veía disidencias en sus filas y no sabía manejarlo, salvo con arengas en los púlpitos contra el fenómeno protestante.

El 9 de de septiembre de 1859 se realiza el último culto en inglés; a partir de ahora se harían en español, en deferencia con la mayoría de asistentes, a quienes la Iglesia oficial espiaba y saboteaba. La concurrencia a los cultos pasó a 38 personas, de las cuales 25 eran colombianas, pasando rápidamente a 150. De la mano de este proyecto de evangelismo iba la venta de biblias y nuevos testamentos.

En 1860 (1859 informa otra fuente) Pratt se regresó a Estados Unidos, estudiando la posibilidad de hacer una traducción bíblica más moderna al español, puesto que la versión Reina Valera (1602)[6], consideraba, poseía términos y expresiones en desuso que la alejaba del pueblo. También allí, hizo publicar su libro «Noche con los romanistas» y se casó con Joanna Frances[7].
Abril de 1860. Llega el misionero William Mclaren (quien dicho sea de paso no hablaba español) y durante el año siguiente regresaron los cultos en inglés en tanto aprendía el ministro, la lengua local (téngase en cuenta que el reverendo Sharpe había fallecido[8).

Viene el año de 1861 y con el la revuelta de Mosquera, pródiga en atenciones para con los protestantes, tanto que se le solicita a Mclaren pedir más misioneros para el país con el compromiso de fundar iglesias y escuelas, otorgando el gobierno recintos para ellos (de los expropiados a la Iglesia Católica). Junta Presbiteriana de misiones extranjeras guardó silencio, tal vez debido al proceso violento de la guerra de secesión vivido por los norteamericanos[9], que dividió a la misma iglesia presbiteriana de Norteamérica.

El 25 (24 según el Rev. Guido Mahecha) de Noviembre de 1861 se celebró oficialmente la primera Santa cena (eucaristía), en Nueva Granada. En esa ceremonia fueron aceptados tres nuevos miembros, uno por profesión de fe (digamos que por buena conducta pública y privada, afín al credo presbiteriano), la señorita Susan Daniels y dos por medio de carta de transferencia (recomendación de otra Iglesia). El total de los comulgantes (participantes de la Santa cena) fueron entonces seis personas, en total, todos extranjeros. No olvidemos que para poder participar en este sacramento, habrían de ser bautizados en esta fe y poseer unos hábitos de vida ejemplares.
Un mes más tarde se abrió una escuela nocturna para artesanos, que tuvo 20 matriculados.

Marzo de 1862 trajo cambios dentro de la Incipiente comunidad presbiteriana de Colombia. Mclaren regresa a Estados unidos y es reemplazado por Thomas F. Wallace. Durante su conducción, en 1865, se recibieron los dos primeros miembros presbiterianos autóctonos (colombianos propiamente dichos): Carlos Bransby y Manuel Paniagua.[10]

En el año de 1868 llegó una misionera soltera, Kate McFarren, proponiéndose abrir un colegio en Bogotá[11]; inició abriendo un internado para niñas, que empezando tuvo 18 matriculadas (amenazadas con excomunión entre otras presiones).
Mientras tanto, los gobernantes del Olimpo radical, liberales en sus concepciones seguían apoyando el proyecto; cedió el gobierno las instalaciones del convento de Santo Domingo, donde se reunía el Senado, para hacer los servicios religiosos. No obstante fue solo hasta el 28 de marzo de 1869, que un edificio propio fue dedicado de lleno para la adoración[12], inaugurándose con un servicio religioso de gala. Fueron invitados presenciales al culto: Salvador Camacho Roldán (ex presidente de la República), el gobernador de la Provincia y varios concejales de la ciudad.
Teniendo un núcleo formal, la labor con los feligreses fue ensanchándose; se recibieron otros dos miembros colombianos: a la señorita Maria Bransby y a la señora Rosana de Fraser.

El 19 de febrero de 1871, otros tres miembros hicieron su ingreso a congregación, formalmente: Alejandro Rojas y Santiago Camacho (vinculados a la edición del periódico no gubernamental, El Diario de Cundinamarca), así como Pedro Fraser. Lentamente la comunidad fue creciendo.
La labor del Colegio Americano para niñas fue premiada con el incremento geométrico del número de sus alumnas, necesitando entonces un local más amplio; ese sitio nuevo (año de 1877) fue el otrora Convento de la Concepción, donde se radicarían el Colegio, la librería y otras dependencias de la Iglesia.

En el año de 1878 fallece en Bogotá el Coronel James Fraser.
El reverendo Wallace fue sustituido por el reverendo Weaver, quien ejerció hasta 1879.
Llega a continuación el reverendo Milton Caldwell en 1880, en plena “regeneración”, como se llamó al periodo histórico colombiano liderado por Rafael Núñez, liberal independiente en coalición con los conservadores, que impulsaron el regreso ideológico estatal al curso centralista y católico. Estos ideólogos habían concluido que gran parte de la responsabilidad de tanta guerra civil en Colombia se debía a la falta del elemento aglutinante que significaba la Iglesia católica, la religión de las mayorías. Se empezó a negociar un concordato con la Santa Sede, a permitir de nuevo la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, por ejemplo.

En 1884, Núñez vuelve al poder y con el consenso necesario para hace reformar la constitución política de Colombia, al término de su mandato en 1886. Tal constitución (artículo 38), establecía que: «La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la de la Nación: los poderes públicos la protegerán y harán que sea respetada, como esencial elemento del orden social». En cuanto a su labor educativa, el artículo 41 rezaba: «La educación Pública será organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica».
Al año siguiente, en 1887, se firmó el concordato, que reafirmaba las directrices de la Constitución política en materia religiosa y educativa. Los arzobispos determinaban los textos que se podrían consultar en cuestiones de religión y moral; en todos los frentes se prohibía alentar credos y creencias contrarias al dogma católico. Mientras el movimiento ilustrado anterior, sin desconocer la profunda religiosidad del pueblo colombiano, buscaba minimizar el poder e influencia católica en sociedad; este remezón antagónico y dogmático jalonaba procesos en sentido absolutamente contrario, se trataba de revalidar el papel de la institución religiosa tradicional, como lo ejercía durante la Colonia, por ejemplo.
Estas trabas coartaban el normal desarrollo de la labor evangelística de Caldwel y del trabajo itinerante de las sociedades bíblicas, masificando el acceso del pueblo a la lectura de la Biblia. No obstante las dificultades planteadas, en 1890, se dio la apertura oficial del Colegio Americano para varones de Bogotá.

Pasada la guerra de los mil días, habiendo perdido la confrontación, los liberales, vinieron años difíciles. Los colegios liberales y este colegio protestante fueron cerrados. El 17 de febrero del año 1902 se consigue re-abrir el colegio durante un año, al cabo del cual hubo que volver a solicitar permiso. Las huestes liberales, envían sus hijos a estudiar allí. Personajes como Enrique Olaya Herrera, Luís Eduardo Nieto Caballero y Lucas Caballero pasaron por sus aulas.

BIBLIOGRAFIA
JAIME Jaramillo Uribe (Director científico). Nueva Historia de Colombia 2. Era Republicana. Planeta colombiana editorial, S.A., 1989-1998, Santafé de Bogotá D.C.
BIDEGAIN Ana María (Directora) Historia del Cristianismo en Colombia, corrientes y diversidad, Bogotá Colombia, Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A., 2004.
OSPINA Eduardo S. J. Las sectas protestantes en Colombia. Breve reseña histórica con un estudio de la llamada “persecución religiosa”. Bogotá, Imprenta Nacional, 1954.
MAHECHA Guidoberto. Iglesia Presbiteriana de Colombia. Constitución. Bogotá, editorial buena semilla, 1987.
SUAREZ Núñez Germán Ezequiel, Director, Comisión de Historia PIPBPP. Primera Iglesia Presbiteriana de Bogotá “Príncipe de paz” 150 años. Santafé de Bogotá, Editorial Buena Semilla, 2006.

Páginas Web consultadas.
http://www.denison.edu/collaborations/istmo/n07/articulos/religion.html, 12 de junio del 2007.
http://www.totustuus.biz/users/magistero/p7etsilo.htm , 12 de Junio del 2007.
http://www.totustuus.biz/users/magistero/l12etsii.htm, 12 de Junio del 2007.
http://www.tsha.utexas.edu/handbook/online/articles/PP/fpr20.html, 13 de Junio del 2007.
http://www.angelfire.com/linux/tic/biografia.shtml, 13 de Junio del 2007.
http://es.wikipedia.org/wiki/Reina-Valera, 14 de Junio del 2007.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/68062733439359617422202/index.htm , 14 de junio del 2007.
[ad]
[1] Utilitarismo (del latín, utilis, 'útil'), en el ámbito de la ética, la doctrina según la cual lo que es útil es bueno, y por lo tanto, el valor ético de la conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados. El término utilitarismo se aplica con mayor propiedad al planteamiento que sostiene que el objetivo supremo de la acción moral es el logro de la mayor felicidad para el más amplio número de personas. Este objetivo fue también considerado como fin de toda legislación y como criterio último de toda institución social… Bentham empleó la teoría utilitarista como base, no sólo de un sistema ético, sino también de reformas políticas y legales. "Utilitarismo." Microsoft® Encarta® 2006 [DVD]. Microsoft Corporation, 2005.
[2] ORTIZ H. Angel E. Cunday y Villarrica, 1537-1918, una historia anónima, Ediciones Wolfang´s, tercera edición electrónica, abril del 2007, páginas 60 y 61.
[3] A Bolívar y Santander, educados en el racionalismo y admiradores de Jean Jacques Rousseau, se les tildaba de masones. Estas organizaciones se consideraban “secretas” y elitistas, propugnaban la fraternidad entre sus miembros y manejaban simbologías iniciáticas comunes a sus miembros. Durante la reforma protestante, en Inglaterra, se convirtieron en grupos de alta extracción social; varios grupos constituían una logia. Uno de sus postulados establecía que la religión era un asunto privado, exclusivo del individuo. Otros famosos masones colombianos, vinculados al proceso de conformación del Estado colombiano fueron: José Hilario López, José María Obando, José María Melo, Tomás Cipriano de Mosquera, Manuel Murillo Toro, el general Santos Acosta, el general Eustorgio Salgar, el general Julián Trujillo y Francisco Javier Zaldúa.
[4] Nacido en 26 de Mayo de 1832. Fue misionero no solo en Colombia sino también en México y Cuba; en 1893 publicó una Versión Moderna de la Biblia, en español, que fue la implementada en Hispanoamérica por las Iglesias Protestantes en su momento. Falleció en al año de 1912.
[5] Quien envió al Señor A. J. Duffield. Juntos, el misionero Pratt y el representante para el país de la Sociedad Bíblica británica, enfrentados a la oposición férrea de sectores clericales, publicaron artículos y tratados sobre el derecho de la gente a leer la Biblia, a combatir la presunción papal de Pedro y la inhabilidad de sus “herederos”.
[6] Esta versión Bíblica habría de ser revisada en 1862. Traigamos a colación que esta versión bíblica, fue la primera traducción directa de los textos hebreos, arameos y griegos al español; su primera versión se sacó en 1569 por Casiodoro de Reina, bajo la revisión de Cipriano de Valera (monjes católicos ambos).
[7] De quien tuvo tres hijos.
[8] Yendo a recibir al misionero Mclaren, al puerto de Honda contrajo fiebre amarilla quien pocos meses después lo llevó a la tumba.
[9] Que enfrentó a los estados del Norte (industriales) contra los del Sur (terratenientes).
[10] Más adelante estos dos señores irían a los Estados Unidos a formarse en Teología, vendrían a Colombia y apoyarían las misiones a los departamentos del Tolima y Santander.
[11] El hostigamiento a los hijos de protestantes, en base a sus creencias en los colegios nacionales (todos católicos confesionales), presionó está gestión.
[12] Una antigua casa colonial ubicada en sitio céntrico: Calle 14 entre carreras 7ª y 8ª.

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