En el estadio

Anoche estuve en el estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué, viendo el partido Deportes Tolima-Corinthians , la boleta costó $20.000 pero incluía boleta para ver el partido Tolima-Santa Fe este sábado. Primera vez que iba al estadio y lo hice por insinuación de mi hijo adolescente que quería ver de cerca a Ronaldo.

Policías por doquier, unos a caballo, otros anti motines. Poca señalización respecto a las entradas, primera requisa, miraron la maleta donde llevaba la cámara para sacar las fotos. Los agentes gritaban sigan rápido (pensarían que éramos ganado o algo así), llegados a la portería, entregar la boleta, quedarnos con un desprendible y nueva requisa (me sentí violado) minuciosa e íntima: ¿será que no hay forma de un aparato de ecografía o de rayos x si de detectar metales se trata?. Como el presupuesto no dio para más nos hicimos en lateral donde se hacen las barras bravas. Una cantidad alarmantes de adolescentes entre 12-17 años gritando y saltando, acompañando sus cantos con tambores y bocinas. Seguramente si no fuera por ellos el estadio estaría supremamente vacío. Todo el partido alentaron al deportes Tolima (y tan cierto es que se hicieron notar que al final del cotejo los jugadores del Tolima les dedicaron el triunfo). No me gustó ver a muchachos de la edad de mi hijo armando "cachitos" de marihuana y fumando yerba sin restricción o fumando cigarrillo. Y nadie hizo ni hará nada, lo tengo claro.

Debo decir eso sí que en el estadio se vive el futbol de otra manera, no como por televisión; los ángulos cambian, la percepción de partido también y hasta la manera de ver el juego. En últimas no me arrepiento. Los jugadores dejan de ser estrellas para ser humanos, como nosotros.

En el estadio, una entrada que viene importada desde otro de nuestros blogs.

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