Caballero y Gongora, obispo
Antonio Caballero y Góngora es consagrado obispo de Mérida de Yucatán, el día 30 de junio de 1776, por el trigésimo tercero obispo de Cuba y Florida, don Santiago José de Echavarría y Elguezúa Villalobos (primer cubano en ser nombrado obispo), en la Catedral de la Habana[1]. En condiciones normales debía haber sido consagrado en la Catedral de Córdoba (España) pero cambios en la reglamentación de última hora hicieron que esto ocurriese en America.
Don Antonio Caballero y Góngora, nombra como secretario de cámara y Gobierno al yucateco José Nicolás de Lara, empezando su labor como obispo. Una de sus primeras actuaciones fue condonar a los curas de varios gravámenes, llamados felicitación y besamanos, a los que se obligaba a los párrocos, los días de Pascuas y el día del Santo del prelado, contribución que iba de entre ciento a trescientos pesos. Como de costumbre, fue menester que Caballero y Góngora hiciese inventario de sus bienes, de tal forma que si llegase a morir, no se confundiesen con los pertenecientes a la Iglesia. Esto ocurrió en el año de 1777, por licencia concedida por la Audiencia de Mexico. Debió tener sus buen capital el señor obispo, puesto que desembarcó en Campeche con un equipaje compuesto de 68 cajones, 21 baules, 4 frasqueras, 2 canastillas, 1 tonel y un largo rollo de lienzos de tamaños mayores.
Tan solo poseía, así, a vuelo de pájaro, don Antonio Caballero y Góngora, 38 cajas de libros, abundante ajuar y ropajes, 504 medallas romanas de plata, 447 medallas imperiales de plata y 2 de oro; 16 medallas con imágenes y símbolos de dioses…una pinacoteca consistente en obras de 14 pintores españoles, 9 italianos y 3 flamencos, entre los que destacan una lámina de bronce dorado, original de Miguel Angel y de Rusconi, un San mateo y un retrato con una cadena, atribuidos a Vecellio Tiziano.
Se encontraba el señor Obispo Caballero y Góngora en Campeche, a fines de 1777 cuando fue informado de su ascenso al Arzobispado de Bogota (2 de septiembre de 1777). Resulta que el titular de dicho cargo, arzobispo Agustín Alvarado Castillo fue trasladado a España, mientras que para el obispado de Yucatán se nombró a fray Luis de Piña y Mazo, de la orden de San Benito.
Leer también: Antonio Caballero y Góngora, juventud
[1] Es más coherente históricamente, que haya sido ejecutada la ceremonia respectiva en la iglesia de San Felipe de Neri.
Don Antonio Caballero y Góngora, nombra como secretario de cámara y Gobierno al yucateco José Nicolás de Lara, empezando su labor como obispo. Una de sus primeras actuaciones fue condonar a los curas de varios gravámenes, llamados felicitación y besamanos, a los que se obligaba a los párrocos, los días de Pascuas y el día del Santo del prelado, contribución que iba de entre ciento a trescientos pesos. Como de costumbre, fue menester que Caballero y Góngora hiciese inventario de sus bienes, de tal forma que si llegase a morir, no se confundiesen con los pertenecientes a la Iglesia. Esto ocurrió en el año de 1777, por licencia concedida por la Audiencia de Mexico. Debió tener sus buen capital el señor obispo, puesto que desembarcó en Campeche con un equipaje compuesto de 68 cajones, 21 baules, 4 frasqueras, 2 canastillas, 1 tonel y un largo rollo de lienzos de tamaños mayores.
Tan solo poseía, así, a vuelo de pájaro, don Antonio Caballero y Góngora, 38 cajas de libros, abundante ajuar y ropajes, 504 medallas romanas de plata, 447 medallas imperiales de plata y 2 de oro; 16 medallas con imágenes y símbolos de dioses…una pinacoteca consistente en obras de 14 pintores españoles, 9 italianos y 3 flamencos, entre los que destacan una lámina de bronce dorado, original de Miguel Angel y de Rusconi, un San mateo y un retrato con una cadena, atribuidos a Vecellio Tiziano.
Se encontraba el señor Obispo Caballero y Góngora en Campeche, a fines de 1777 cuando fue informado de su ascenso al Arzobispado de Bogota (2 de septiembre de 1777). Resulta que el titular de dicho cargo, arzobispo Agustín Alvarado Castillo fue trasladado a España, mientras que para el obispado de Yucatán se nombró a fray Luis de Piña y Mazo, de la orden de San Benito.
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[1] Es más coherente históricamente, que haya sido ejecutada la ceremonia respectiva en la iglesia de San Felipe de Neri.
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