Zea y el Jardín Botánico
Zea y el Jardin botanico.
Don Francisco Antonio Zea solicitó ante don Manuel Godoy su permiso en propiedad para regresar a Nueva Granada, pero le fue negado en vista que se le comisionó para ir en misión científica a París, cuando ya Napoleón había dado su histórico golpe político-militar del 18 Brumario.
Pues en Francia el señor Zea se relacionó con la crema y nata del mundo intelectual francés: Georges Cuvier, François-Dominique Arago, Alexandre de Humboldt, Jean Victor y Pierre Audouin, Pierre Simon Laplace, Georges Bory de Saint Vincent, Alexandre Brogniart, Voltz, Berthier, Kotzebue y otros sabios. Fruto de su estancia en París, El señor Zea solicita al gobierno español la creación de una Academia de Ciencias Naturales en la ciudad de Santa Fe del virreinato de la Nueva Granada. También fue por esos días cuando terminó su “Memoria sobre las Quinas”, de acuerdo a los principios científicos de don José Celestino Mutis, y la remitió a Madrid, donde fue publicada en “Los Anales de Historia Natural”. Este estudio fue ásperamente replicado por los botánicos de la expedición botánica del Perú.
Pero también en París, Francisco Antonio Zea se relacionó inevitablemente con el ilustre general de la Revolución francesa, don Francisco de Miranda, con quien intercambiaba ideas respecto a la independencia de las colonias españolas.
De regreso a Madrid intentó de nuevo sin éxito permiso para volver a la Nueva Granada. Marcha entonces rumbo a Cádiz donde contrae nupcias (1803) con la bella gaditana, Felipa Melhon, hija de padres franceses, con quien entabló relaciones durante su presidio en Cádiz.
Regresando de su luna de Miel, ganó por oposición el segundo puesto de la dirección del Jardín Botánico. A sus oficios de profesor también se le juntó el de redactor de “El Mercurio” y “La Gaceta”. Fruto de su amor con Felipa tuvo dos hijas, de la cuales solo habría de sobrevivir quien años después será la vizcondesa de Rigny.
A finales de 1804 fallece el sabio profesor don Antonio José de Cavanilles, primer director del Jardín Botánico y don Francisco Antonio Zea es nombrado para el mismo cargo, tomando posesión el 17 de abril de 1805. En ese alto menester pronuncia su célebre discurso, “Acerca del mérito y de la utilidad de la Botánica” donde seguía planteando aires de renovación en la enseñanza de las ciencias. Por los mismos años aceptaba la dirección del periódico “Semanario de Agricultura”.[1]
Ver también: Zea, el destierro, Zea, reo
[1] Bibliografía consultada:
Botero Saldarriaga Roberto. Francisco Antonio Zea, Tomo I. biblioteca banco popular volumen 2, Editorial Kelly, Bogotá 1969.
Pues en Francia el señor Zea se relacionó con la crema y nata del mundo intelectual francés: Georges Cuvier, François-Dominique Arago, Alexandre de Humboldt, Jean Victor y Pierre Audouin, Pierre Simon Laplace, Georges Bory de Saint Vincent, Alexandre Brogniart, Voltz, Berthier, Kotzebue y otros sabios. Fruto de su estancia en París, El señor Zea solicita al gobierno español la creación de una Academia de Ciencias Naturales en la ciudad de Santa Fe del virreinato de la Nueva Granada. También fue por esos días cuando terminó su “Memoria sobre las Quinas”, de acuerdo a los principios científicos de don José Celestino Mutis, y la remitió a Madrid, donde fue publicada en “Los Anales de Historia Natural”. Este estudio fue ásperamente replicado por los botánicos de la expedición botánica del Perú.
Pero también en París, Francisco Antonio Zea se relacionó inevitablemente con el ilustre general de la Revolución francesa, don Francisco de Miranda, con quien intercambiaba ideas respecto a la independencia de las colonias españolas.
De regreso a Madrid intentó de nuevo sin éxito permiso para volver a la Nueva Granada. Marcha entonces rumbo a Cádiz donde contrae nupcias (1803) con la bella gaditana, Felipa Melhon, hija de padres franceses, con quien entabló relaciones durante su presidio en Cádiz.
Regresando de su luna de Miel, ganó por oposición el segundo puesto de la dirección del Jardín Botánico. A sus oficios de profesor también se le juntó el de redactor de “El Mercurio” y “La Gaceta”. Fruto de su amor con Felipa tuvo dos hijas, de la cuales solo habría de sobrevivir quien años después será la vizcondesa de Rigny.
A finales de 1804 fallece el sabio profesor don Antonio José de Cavanilles, primer director del Jardín Botánico y don Francisco Antonio Zea es nombrado para el mismo cargo, tomando posesión el 17 de abril de 1805. En ese alto menester pronuncia su célebre discurso, “Acerca del mérito y de la utilidad de la Botánica” donde seguía planteando aires de renovación en la enseñanza de las ciencias. Por los mismos años aceptaba la dirección del periódico “Semanario de Agricultura”.[1]
Ver también: Zea, el destierro, Zea, reo
[1] Bibliografía consultada:
Botero Saldarriaga Roberto. Francisco Antonio Zea, Tomo I. biblioteca banco popular volumen 2, Editorial Kelly, Bogotá 1969.
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