El secuestro, los secuestradores
Ahora que seguimos clamando por la liberación de los secuestrados bajo la figura jurídica y política que deseen nuestros “magos “del poder; ahora que las FARC continúan alardeando de su poder mercenario en las selvas y montañas de Colombia eludiendo a las fuerzas militares y reteniendo en su poder, a secuestrados políticos y militares[1], reflexionando al respecto y a posibles soluciones o meditaciones que catalicen las mismas, halle en mi archivo personal un artículo que deseo compartir con todo el mundo[2]:
«SI YO FUERA SECUESTRADOR[3]
Por Antanas Mockus[4]
…fundaría una asociación llamada “país secuestrado”,
…buscaría averiguar bien la fecha a partir de la cual ninguna amnistía colombiana podrá protegerme del Tribunal Penal internacional.
…comprendería que el secuestro puede cundir por descuido como el SIDA.
Comprendería cuán costosos y frágiles son mis triunfos.
…no dejaría escapar una última oportunidad de perdón.
…sabría que todos los criminales del mundo nos mirarán mal por acelerar el desarrollo de la justicia penal internacional y…
…sabría que todos los nacionalistas del mundo despotricarían de nosotros por haber abusado del principio según el cual cada nación se aplica su propia justicia.
…comprendería que el desprecio a la opinión del ciudadano se paga caro.
…pensaría en buscar medios más valiosos para lograr mis fines.
…buscaría lograr mis fines sin usar medios que los niegan.
…me daría culpa, me daría vaina.
…me curaría de la vergüenza aceptando un baño en las aguas heladas de una laguna sagrada y después lo que, en su generosidad, me imponga la justicia colombiana.
…me haría secuestrar para ponerme en el lugar del secuestrado.
…haría secuestrar a mi mujer o a mis hijos para saber cuánto he hecho sufrir a tantas familias.
…fundaría con otros secuestradores una asociación para apoyarnos mutuamente para dejar atrás la costumbre de secuestrar.
…me preguntaría por mi mayor orgullo en la vida…para reconocer valores que ya he realizado y así, orientado por ellos, reconstruirme.
Si yo fuera secuestrador…volvería a pensarlo todo una vez más.
…aceptaría la posibilidad de estar equivocado.
…diría “yo también quiero decir NO MAS”.
…me acordaría de que siempre cabe buscar la reversa y confiaría en la generosidad de los liberados y de la sociedad.
…bajo ninguna circunstancia tocaría la vida del secuestrado.
…pediría reconocimiento a que pude tener razón en mis juicios sobre las personas secuestradas (y en mis metas de cambio social).
…comenzaría por sólo secuestrar la honra o los bienes, pero de ninguna manera la vida, luego sólo los bienes, de ningún modo la vida o la honra, y finalmente ni siquiera los bienes.
…borraría con la velocidad de mi transformación la mancha que ante la humanidad mi actividad arroja hoy sobre Colombia.
…me imaginaría diciendo “tras la fiebre del secuestro a fines del Siglo XX, Colombia quedó curada y no hay país en el mundo donde se respete más la libertad”.
…mandaría al diablo la trampa que nos tendieron a todos quienes enseñaron que el fin justifica los medios.
…buscaría aliarme con quienes encontrar maneras de lograr cambios como los que deseo, pero por medios pacíficos.…y reconocería la fuerza de la ilusión pedagógica.»
[1] Entre ellos a Ingrid Betancourt.
[2] Si bien solo son pautas, modelos y razones pedagógicas…Tal vez de repente las buenas intenciones nos ayuden.
[3] If I was Kidnapper.
[4] Revista Dinero, No 92 años 7, Bogotá septiembre 10 de 1999.
«SI YO FUERA SECUESTRADOR[3]
Por Antanas Mockus[4]
…fundaría una asociación llamada “país secuestrado”,
…buscaría averiguar bien la fecha a partir de la cual ninguna amnistía colombiana podrá protegerme del Tribunal Penal internacional.
…comprendería que el secuestro puede cundir por descuido como el SIDA.
Comprendería cuán costosos y frágiles son mis triunfos.
…no dejaría escapar una última oportunidad de perdón.
…sabría que todos los criminales del mundo nos mirarán mal por acelerar el desarrollo de la justicia penal internacional y…
…sabría que todos los nacionalistas del mundo despotricarían de nosotros por haber abusado del principio según el cual cada nación se aplica su propia justicia.
…comprendería que el desprecio a la opinión del ciudadano se paga caro.
…pensaría en buscar medios más valiosos para lograr mis fines.
…buscaría lograr mis fines sin usar medios que los niegan.
…me daría culpa, me daría vaina.
…me curaría de la vergüenza aceptando un baño en las aguas heladas de una laguna sagrada y después lo que, en su generosidad, me imponga la justicia colombiana.
…me haría secuestrar para ponerme en el lugar del secuestrado.
…haría secuestrar a mi mujer o a mis hijos para saber cuánto he hecho sufrir a tantas familias.
…fundaría con otros secuestradores una asociación para apoyarnos mutuamente para dejar atrás la costumbre de secuestrar.
…me preguntaría por mi mayor orgullo en la vida…para reconocer valores que ya he realizado y así, orientado por ellos, reconstruirme.
Si yo fuera secuestrador…volvería a pensarlo todo una vez más.
…aceptaría la posibilidad de estar equivocado.
…diría “yo también quiero decir NO MAS”.
…me acordaría de que siempre cabe buscar la reversa y confiaría en la generosidad de los liberados y de la sociedad.
…bajo ninguna circunstancia tocaría la vida del secuestrado.
…pediría reconocimiento a que pude tener razón en mis juicios sobre las personas secuestradas (y en mis metas de cambio social).
…comenzaría por sólo secuestrar la honra o los bienes, pero de ninguna manera la vida, luego sólo los bienes, de ningún modo la vida o la honra, y finalmente ni siquiera los bienes.
…borraría con la velocidad de mi transformación la mancha que ante la humanidad mi actividad arroja hoy sobre Colombia.
…me imaginaría diciendo “tras la fiebre del secuestro a fines del Siglo XX, Colombia quedó curada y no hay país en el mundo donde se respete más la libertad”.
…mandaría al diablo la trampa que nos tendieron a todos quienes enseñaron que el fin justifica los medios.
…buscaría aliarme con quienes encontrar maneras de lograr cambios como los que deseo, pero por medios pacíficos.…y reconocería la fuerza de la ilusión pedagógica.»
[1] Entre ellos a Ingrid Betancourt.
[2] Si bien solo son pautas, modelos y razones pedagógicas…Tal vez de repente las buenas intenciones nos ayuden.
[3] If I was Kidnapper.
[4] Revista Dinero, No 92 años 7, Bogotá septiembre 10 de 1999.
Comentarios
Publicar un comentario