JOSÉ MARIÁ VARGAS VILA Y SU HUIDA DE IBAGUÉ
Por el profesor Libardo Vargas Celemín[1]:
José Maria Vargas Vila llegó muy joven a Ibagué, había nacido veinte años atrás en la ciudad de Bogotá y no había culminado sus estudios superiores, por la muerte de su padre, un general partidario de Melo, hecho sucedido cuando este tenía cinco años y dejó a la familia prácticamente en la miseria, dependiendo exclusivamente de una modesta pensión que no alcanzaba para el sostenimiento de la madre y sus cinco hijos.
Con unos pocos años de estudio, Vargas Vila es nombrado maestro de escuela en la ciudad de Ibagué, no se sabe exactamente cuánto tiempo dura ejerciendo la profesión, porque sus biógrafos y los historiadores locales son muy parcos en esta información. De todas maneras ese mozuelo, que por entonces comenzaba a almacenar visiones y vivencias que plasmaría posteriormente en sus escritos, no tiene muy gratas experiencias en Ibagué, su estadía se reduce a unos pocos meses y, aunque se relaciona con la sociedad de ese pequeño villorrio de menos de diez mil habitantes, no logra dejar huellas de su paso por la ciudad, a no ser por un escándalo muy comentado que, tratándose de Vargas Vila, es lógico suponer que era parte de su aprendizaje de irreverente, actitud con la que siempre se enfrentó al mundo.
Cuentan los biógrafos de Vargas Vila que este se enamoró perdidamente de una dama de la sociedad ibaguereña y que la asediaba con sus escritos e insinuaciones.
Dicha dama no le prestaba atención y antes por el contrario, una vez en una gran velada, tuvo la oportunidad de hacerle un desaire, pues entre los alumnos y conocidos Vargas Vila era llamado “el zancudo” por su cuerpo menudo y la forma de su rostro. A sabiendas de esto la dama ibaguereña se dedicó a espantar supuestos moscos y zancudos tan pronto lo vio en el salón. Presa de gran ira, Vargas Vila salió precipitado de la fiesta y esa misma noche tramó su venganza.
Dos días después en el pequeño poblado circulaba profusamente un escrito dirigido a la dama que había agraviado a Vargas Vila. El texto de dicha estrofa decía lo siguiente:
“Cuadrada como un sargento Mirada ardiente y bellaca De sonrisa afrodisíaca Y, por raza, sin talento, En su brusco movimiento, En su manera de actriz Manifiesta la infeliz, Que Ie gusta el casamiento, Pero tiene impedimento, Pues le huele la nariz”Por supuesto familiares y amigos juraron vengarse de ese intruso que se atrevía a dejar en ridículo a su doncella y Vargas Vila debió partir precipitadamente del poblado y se inició así el rosario de problemas que tendría en todas partes donde iba a trabajar, pues siempre salía con sus fletos atacando “la honra” y la “moral” de las personas que compartían el mismo lugar. Una de las polémicas más arduas la libró contra el presbítero Tomas Escobar, rector de un colegio de Bogotá, a quien Vargas Vila acusó por escrito de ser homosexual y acosador de los estudiantes.
[1] POETAS Y NOVELISTAS COLOMBIANOS DE PASO POR IBAGUÉ Aquelarre. Revista semestral del Centro Cultural de la Universidad del Tolima. No 1. Edición Enero –Junio 2002, página 61
José Maria Vargas Vila llegó muy joven a Ibagué, había nacido veinte años atrás en la ciudad de Bogotá y no había culminado sus estudios superiores, por la muerte de su padre, un general partidario de Melo, hecho sucedido cuando este tenía cinco años y dejó a la familia prácticamente en la miseria, dependiendo exclusivamente de una modesta pensión que no alcanzaba para el sostenimiento de la madre y sus cinco hijos.
Con unos pocos años de estudio, Vargas Vila es nombrado maestro de escuela en la ciudad de Ibagué, no se sabe exactamente cuánto tiempo dura ejerciendo la profesión, porque sus biógrafos y los historiadores locales son muy parcos en esta información. De todas maneras ese mozuelo, que por entonces comenzaba a almacenar visiones y vivencias que plasmaría posteriormente en sus escritos, no tiene muy gratas experiencias en Ibagué, su estadía se reduce a unos pocos meses y, aunque se relaciona con la sociedad de ese pequeño villorrio de menos de diez mil habitantes, no logra dejar huellas de su paso por la ciudad, a no ser por un escándalo muy comentado que, tratándose de Vargas Vila, es lógico suponer que era parte de su aprendizaje de irreverente, actitud con la que siempre se enfrentó al mundo.
Cuentan los biógrafos de Vargas Vila que este se enamoró perdidamente de una dama de la sociedad ibaguereña y que la asediaba con sus escritos e insinuaciones.
Dicha dama no le prestaba atención y antes por el contrario, una vez en una gran velada, tuvo la oportunidad de hacerle un desaire, pues entre los alumnos y conocidos Vargas Vila era llamado “el zancudo” por su cuerpo menudo y la forma de su rostro. A sabiendas de esto la dama ibaguereña se dedicó a espantar supuestos moscos y zancudos tan pronto lo vio en el salón. Presa de gran ira, Vargas Vila salió precipitado de la fiesta y esa misma noche tramó su venganza.
Dos días después en el pequeño poblado circulaba profusamente un escrito dirigido a la dama que había agraviado a Vargas Vila. El texto de dicha estrofa decía lo siguiente:
“Cuadrada como un sargento Mirada ardiente y bellaca De sonrisa afrodisíaca Y, por raza, sin talento, En su brusco movimiento, En su manera de actriz Manifiesta la infeliz, Que Ie gusta el casamiento, Pero tiene impedimento, Pues le huele la nariz”Por supuesto familiares y amigos juraron vengarse de ese intruso que se atrevía a dejar en ridículo a su doncella y Vargas Vila debió partir precipitadamente del poblado y se inició así el rosario de problemas que tendría en todas partes donde iba a trabajar, pues siempre salía con sus fletos atacando “la honra” y la “moral” de las personas que compartían el mismo lugar. Una de las polémicas más arduas la libró contra el presbítero Tomas Escobar, rector de un colegio de Bogotá, a quien Vargas Vila acusó por escrito de ser homosexual y acosador de los estudiantes.
[1] POETAS Y NOVELISTAS COLOMBIANOS DE PASO POR IBAGUÉ Aquelarre. Revista semestral del Centro Cultural de la Universidad del Tolima. No 1. Edición Enero –Junio 2002, página 61
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